MEDIODÍA
Me siento a
esperar la poesía
mientras la
mañana huye vacía
en medio del
bullicio de la gente.
La
desesperanza desfila frívola
por el set de
los noticieros
derramando
destellos de apocalipsis
que se filtran
impunes y vertiginosos
a través de
los ojos desorbitados
de comensales
censurados
en
restaurantes de agridulce tiniebla.
El olor de
frituras y bbq
se esparce
entre interrogantes
hacia el
bulevar de los sueños perdidos.
Las palabras
se aderezan, se acorazan
con ají de
chile y gotas de limón
en la
trinchera de los versos
buscando la
esquiva poesía
que el
terrorismo de los noticieros
tiene inerme y desaparecida
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