Por: FABIO ALFONSO RODRIGUEZ
Uno de los privilegios que la vida me ha otorgado, es haber estado cerca de proyectos intelectuales de altura y dimensión histórica de importante relevancia. He acompañado con orgullo al Maestro Otto Morales Benítez en esa senda de la investigación durante varios años. Éste libro “Derecho precolombino: raíz del Nacional y del Continental”, hace parte de esa travesía. La obra surge como resultado del exhaustivo trabajo de investigación del Doctor Otto Morales Benítez, para acceder a su exaltación como Miembro de Número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
Son casi seiscientas páginas donde se hace un recorrido por los senderos del pasado precolombino para destacar como la estructura social de las comunidades primitivas, en la tierra americana, tenía una normatividad mediante la cual se ordenaban y reglamentaban los más disímiles aspectos de su convivencia, llegando a constituirse en un andamiaje jurídico de vital importancia en la historia americana. En la obra destaca el Doctor Morales Benítez dos tesis de fondo: primero, la validez del postulado enunciado desde comienzos del siglo XX por intelectuales americanos de la talla de Germán Arciniegas, Leopoldo Zea, Víctor Raúl Haya de la Torre, entre los más importantes, de que el Derecho en América no surgió como una consecuencia de la llegada de los europeos y que por el contrario, lo que allí se produjo, fue un “encubrimiento” de la dinámica del desarrollo precolombino, en el cual caben fundamentos y principios claramente jurídicos; segundo, la riqueza conceptual y la fuerza de la costumbre, de las reglas y normas precolombinas, que aún, a despecho de la imposición europea, hubo de ser tenida en cuenta para hacer posible la Conquista y que subyacen y se consignan en las llamadas Leyes Indianas, donde se conservaron usos y costumbres, sanciones y penas, formas de organización y jerarquías del ancestro cultural indígena, ante la imposibilidad de borrar de un solo tajo esos siglos de convivencia natural, que se habían desarrollado en tierras americanas.
Sin duda el conjunto de la obra refuerza con vigor el pensamiento intelectual de Morales Benítez y circunda con énfasis histórico la dinámica de su preocupación indoamericana, cuya columna vertebral ha sido construida a través de casi un centenar de libros publicados en su prolija vida, y que tiene como fundamento la tesis del mestizaje como marco de identidad continental.
“Derecho Precolombino: raíz del Nacional y del Continental”, es un encomiable esfuerzo hecho realidad a través de nueve capítulos con densa información de aspectos claves de la historia americana, desde la óptica de la ciencia jurídica. Se revelan, con erudito análisis, la preponderancia normativa y moral de las dos Biblias indoamericanas “Yurupary” y “Popól Vuh”. Se acude para ello a destacar los fundamentos que hacen posible la tesis de darle la connotación a un escrito y categorizarlo como una Biblia, en sentido filosófico que el término requiere. En el caso de Indoamérica se reconoce la validez de los dos escritos mencionados como pilar para ubicarlos en esa dimensión. De paso se hace un análisis detallado de sus correspondientes contenidos.
Páginas importantes, dedica Otto Morales Benítez, a rememorar la lucha por la identidad indoamericana propiciada sobre todo en las primera décadas del siglo XX por intelectuales de la talla de Germán Arciniegas. Es un capítulo, donde el velo de la historia se corre para dar paso a la nueva visión del mundo propiciada por el aporte de América a Europa y de paso al encubrimiento de que fuimos objeto.
No podía faltar el estudio sobre la obra de dos grandes escritores y luchadores que dieron luces en épocas oscuras del sometimiento europeo: Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala. Ellos por vertientes diferentes contribuyen a crear un paisaje más humano y real de la verdad histórica del continente. Otto Morales Benítez, consciente de ello, dedica un capítulo al análisis de la importancia de la vida y de la obra de cada uno de ellos. Son páginas de una riqueza emocional y de justeza histórica.
Otro valioso aporte del libro, es el rescate de la lucha del Cacique Turmequé como precursor de la defensa denodada de la dignidad de los ancestros culturales y humanos, en épocas de oscuras arbitrariedades. Sus Memoriales constituyen entonces un capítulo más que va cohesionando el tránsito hacia la independencia. Tres elementos son esencia de discernimiento histórico sobre la vida y obra de don Diego de Torres: el jurídico, a través del cual se surte un largo proceso de acciones ante la Corona española, con argumentos de una solidez intelectual encomiable; lo social, como premisa de la defensa persistente que el Cacique Turmeque hizo de la condición americana, como núcleo social y el aspecto político en la denuncia permanente del atropello y la injusticia de un régimen de oprobio, como el que se ejercía en América.
Exhaustivo es el recorrido que hace el autor para desentrañar los elementos jurídicos que caracterizaron la comunidad precolombina. Para ello diseña un capítulo donde se estudian las diversas tribus; inicialmente las colombianas: Muiscas, Chibchas, Taironas, Quimbayas, Paeces, Quillacingas, Pijaos, Tunebos, las del Valle de Upar, etc. Acude entonces a referentes de antropólogos, cronistas de indias y los pocos sacerdotes evangelizadores como Pedro Claver. Además, accede a los Códigos vigentes en la época precolombina. Constituye el material documental un aporte valioso a configurar esa historia que la obra de eurocentrismo quiso borrar. Se develan entonces, importantes aspectos normativos, en direcciones diversas de la temática del Derecho actual. Inclusive se llega a vislumbrar aspectos relativos a Derecho de familia, comercial, laboral y sin lugar a duda penal. La huella es más rica, en la medida en que Morales Benítez estudia y descubre el telón de fondo de las cuatro grandes culturas y sociedades americanas: Maya, Azteca, Inca y Muisca. El apoyo teórico recoge a intelectuales como don Miguel Triana, Ezequiel Uricohechea, Germán Arciniegas y otros importantes. También se refuerza en Rousseau, Norberto Bobbio y variados hombres de la ciencia jurídica y de la sociología universal, para dar prueba de la valides de la condición jurídica precolombina. Igual acontece con las tribus del continente; Mayas, Aztecas, Incas y las tribus de la Patagonia. Es pues, una mirada global por el mundo indoamericano de la época precolombina donde de funda la tesis de fondo de libro de Otto Morales Benítez en el sentido de que el Derecho ya existía antes de la llegada de los Europeos. Además es un libro que produce honda emoción y un orgullo sobre el valor histórico de pasado remoto de esta América precolombina. También hay una nostálgica sensación de desarraigo.
Es necesario destacar también el llamado que hace el autor a los académicos, intelectuales, universidades e investigadores para volver la vista a esa época y desarrollar estudios de esa verdad histórica oculta y desconocida como fundamento de la identidad latinoamericana.
Este libro, fue motivo de exaltación en la sesión de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, en el acto de recepción de Otto Morales Benítez como Miembro de Número de dicha institución
Uno de los privilegios que la vida me ha otorgado, es haber estado cerca de proyectos intelectuales de altura y dimensión histórica de importante relevancia. He acompañado con orgullo al Maestro Otto Morales Benítez en esa senda de la investigación durante varios años. Éste libro “Derecho precolombino: raíz del Nacional y del Continental”, hace parte de esa travesía. La obra surge como resultado del exhaustivo trabajo de investigación del Doctor Otto Morales Benítez, para acceder a su exaltación como Miembro de Número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
Son casi seiscientas páginas donde se hace un recorrido por los senderos del pasado precolombino para destacar como la estructura social de las comunidades primitivas, en la tierra americana, tenía una normatividad mediante la cual se ordenaban y reglamentaban los más disímiles aspectos de su convivencia, llegando a constituirse en un andamiaje jurídico de vital importancia en la historia americana. En la obra destaca el Doctor Morales Benítez dos tesis de fondo: primero, la validez del postulado enunciado desde comienzos del siglo XX por intelectuales americanos de la talla de Germán Arciniegas, Leopoldo Zea, Víctor Raúl Haya de la Torre, entre los más importantes, de que el Derecho en América no surgió como una consecuencia de la llegada de los europeos y que por el contrario, lo que allí se produjo, fue un “encubrimiento” de la dinámica del desarrollo precolombino, en el cual caben fundamentos y principios claramente jurídicos; segundo, la riqueza conceptual y la fuerza de la costumbre, de las reglas y normas precolombinas, que aún, a despecho de la imposición europea, hubo de ser tenida en cuenta para hacer posible la Conquista y que subyacen y se consignan en las llamadas Leyes Indianas, donde se conservaron usos y costumbres, sanciones y penas, formas de organización y jerarquías del ancestro cultural indígena, ante la imposibilidad de borrar de un solo tajo esos siglos de convivencia natural, que se habían desarrollado en tierras americanas.
Sin duda el conjunto de la obra refuerza con vigor el pensamiento intelectual de Morales Benítez y circunda con énfasis histórico la dinámica de su preocupación indoamericana, cuya columna vertebral ha sido construida a través de casi un centenar de libros publicados en su prolija vida, y que tiene como fundamento la tesis del mestizaje como marco de identidad continental.
“Derecho Precolombino: raíz del Nacional y del Continental”, es un encomiable esfuerzo hecho realidad a través de nueve capítulos con densa información de aspectos claves de la historia americana, desde la óptica de la ciencia jurídica. Se revelan, con erudito análisis, la preponderancia normativa y moral de las dos Biblias indoamericanas “Yurupary” y “Popól Vuh”. Se acude para ello a destacar los fundamentos que hacen posible la tesis de darle la connotación a un escrito y categorizarlo como una Biblia, en sentido filosófico que el término requiere. En el caso de Indoamérica se reconoce la validez de los dos escritos mencionados como pilar para ubicarlos en esa dimensión. De paso se hace un análisis detallado de sus correspondientes contenidos.
Páginas importantes, dedica Otto Morales Benítez, a rememorar la lucha por la identidad indoamericana propiciada sobre todo en las primera décadas del siglo XX por intelectuales de la talla de Germán Arciniegas. Es un capítulo, donde el velo de la historia se corre para dar paso a la nueva visión del mundo propiciada por el aporte de América a Europa y de paso al encubrimiento de que fuimos objeto.
No podía faltar el estudio sobre la obra de dos grandes escritores y luchadores que dieron luces en épocas oscuras del sometimiento europeo: Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala. Ellos por vertientes diferentes contribuyen a crear un paisaje más humano y real de la verdad histórica del continente. Otto Morales Benítez, consciente de ello, dedica un capítulo al análisis de la importancia de la vida y de la obra de cada uno de ellos. Son páginas de una riqueza emocional y de justeza histórica.
Otro valioso aporte del libro, es el rescate de la lucha del Cacique Turmequé como precursor de la defensa denodada de la dignidad de los ancestros culturales y humanos, en épocas de oscuras arbitrariedades. Sus Memoriales constituyen entonces un capítulo más que va cohesionando el tránsito hacia la independencia. Tres elementos son esencia de discernimiento histórico sobre la vida y obra de don Diego de Torres: el jurídico, a través del cual se surte un largo proceso de acciones ante la Corona española, con argumentos de una solidez intelectual encomiable; lo social, como premisa de la defensa persistente que el Cacique Turmeque hizo de la condición americana, como núcleo social y el aspecto político en la denuncia permanente del atropello y la injusticia de un régimen de oprobio, como el que se ejercía en América.
Exhaustivo es el recorrido que hace el autor para desentrañar los elementos jurídicos que caracterizaron la comunidad precolombina. Para ello diseña un capítulo donde se estudian las diversas tribus; inicialmente las colombianas: Muiscas, Chibchas, Taironas, Quimbayas, Paeces, Quillacingas, Pijaos, Tunebos, las del Valle de Upar, etc. Acude entonces a referentes de antropólogos, cronistas de indias y los pocos sacerdotes evangelizadores como Pedro Claver. Además, accede a los Códigos vigentes en la época precolombina. Constituye el material documental un aporte valioso a configurar esa historia que la obra de eurocentrismo quiso borrar. Se develan entonces, importantes aspectos normativos, en direcciones diversas de la temática del Derecho actual. Inclusive se llega a vislumbrar aspectos relativos a Derecho de familia, comercial, laboral y sin lugar a duda penal. La huella es más rica, en la medida en que Morales Benítez estudia y descubre el telón de fondo de las cuatro grandes culturas y sociedades americanas: Maya, Azteca, Inca y Muisca. El apoyo teórico recoge a intelectuales como don Miguel Triana, Ezequiel Uricohechea, Germán Arciniegas y otros importantes. También se refuerza en Rousseau, Norberto Bobbio y variados hombres de la ciencia jurídica y de la sociología universal, para dar prueba de la valides de la condición jurídica precolombina. Igual acontece con las tribus del continente; Mayas, Aztecas, Incas y las tribus de la Patagonia. Es pues, una mirada global por el mundo indoamericano de la época precolombina donde de funda la tesis de fondo de libro de Otto Morales Benítez en el sentido de que el Derecho ya existía antes de la llegada de los Europeos. Además es un libro que produce honda emoción y un orgullo sobre el valor histórico de pasado remoto de esta América precolombina. También hay una nostálgica sensación de desarraigo.
Es necesario destacar también el llamado que hace el autor a los académicos, intelectuales, universidades e investigadores para volver la vista a esa época y desarrollar estudios de esa verdad histórica oculta y desconocida como fundamento de la identidad latinoamericana.
Este libro, fue motivo de exaltación en la sesión de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, en el acto de recepción de Otto Morales Benítez como Miembro de Número de dicha institución